Por Ana Rüsche*
El cambio radical fisiológico es un tema explorado en las literaturas de lo insólito. La transformación del grano de frijol en una planta. La metamorfosis de la oruga en mariposa. El cambio del renacuajo en una rana. Las mujeres cis llevan algo de este asombro en sus vientres durante unos días del mes: es increíble cómo se las arreglan para sangrar bajo el control total del cuerpo. La MexiCona puede ser un cambio radical. Sin embargo, como en todas las transformaciones, todavía no podemos ver claramente lo que ha sucedido. Necesitaremos años navegando por los ríos del tiempo para entender mejor lo que estamos viviendo.
El principio es obvio. La pandemia del 2020 nos ha llevado a un lugar oscuro y desolado. En Brasil, la peste vino cargada con otras dos plagas: un aumento del conservadurismo y la destrucción de los bosques por la agroindustria. En 2019, los incendios en la Amazonia para expandir los pastos para el ganado fueron tan grandes que en São Paulo, a casi 4000 kilómetros del fuego, la tarde se convirtió en noche con el humo, con imágenes tenebrosas, toda la destrucción de los bosques y de tantos animales, producto de la supremacía humana. La enfermedad, con la falta de dirección de Jair Bolsonaro sobre la Covid-19, que ignoró las directivas científicas acerca de la epidemia, mató a 200 000 personas en el país hasta enero de 2021.
Fue en este contexto de pedir ayuda y dar visibilidad internacional (y no enloquecer) que, en colectivo, organizamos el Festival Relampeio (del 12 al 14/6/20) con mucha gente: en la coordinación, Deborah Happ, Jana Bianchi, Kali de los Santos, Lígia Colares, Petê Rissatti, Renata Prado, Thiago Lee y yo; diseño de Bruno Müller; interpretación de George Amaral, Iana, JP Lima, Renan Bernardo y Santiago Santos.
Libia Brenda fue una de las invitadas, realmente queríamos conocer a esta escritora mexicana de palabras tan seguras. No conocíamos a Libia, la invitamos después de leer una entrevista con ella sobre la antología de la Mexicanx Initiative. Cuendo contestó el correo de invitación a Relampeio, Libia nos respondió algo que nos dejó con lágrimas en los ojos: ya tenía una lista de autoras mexicanas para que las conociéramos. Ella no sólo se preocupaba por sí misma, por su producción, sino por la ola, por el movimiento, por las demás. Con su participación en nuestro panel en vivo, también le sacó lágrimas al público. Fue la primera vez que lloré en una transmisión en vivo. Y tal vez ese fue el comienzo de una transformación radical para mí. Si una semilla necesita agua para brotar, fue llorando que me di cuenta de que algo había cambiado dentro de mí. Sí, eso era, estábamos abriendo un portal. Con mucha gente, en esas extrañas pantallas, brillantes, tan vivas.
Un portal de diálogo entre países tan similares en la desgracia y la resistencia, en felicidad de la fiesta. MexiCona, una iniciativa de valientes escritoras mexicanas, nos trajo durante muchos días momentos de reflexión y alivio, nos presentó nuevas voces e ideas. Mucha gente de Brasil siguió todos los debates, aprovechando que llevamos el portuñol en el pecho. Con amor y calma, casi todos los habitantes de Brasil y de los países de habla hispana pueden comunicarse. Las nuestras son lenguas vecinas que los muros invisibles del colonialismo han separado. Así que, cuando se juntan, se vuelven muy poderosas.
MexiCona mantuvo abierto este portal mágico. Una apertura hecha a través del amor a la literatura, muchas veces moviendo al público hasta las lágrimas, una “LloraCon”. Un canto a la literatura de la imaginación, la literatura de lo insólito, de lo extraño. El alimento profundo y necesario para nuestra imaginación histórica, capaz de crear poderosas naves mitológicas. Y a nivel personal: ¿cómo es posible que me haya encariñado tanto con gente que sólo conozco por pantalla, de la que no conozco la textura del pelo ni la estatura, pero ya reconozco la voz?
Con agua y cuidado, las semillas provocan la transformación radical de la vida. Este poder transformador resiste desde nuestro arte, el arte de las palabras. Al escribir algo, construimos mundos enteros, revoluciones, cosas que aún no existen. La posibilidad de soñar el sueño más grande, los sueños que pasan a través de las generaciones y, por lo tanto, siempre siguen latiendo con la vida.
Será navegando por las corrientes del tiempo, hechas de sudor, lágrimas, abrazos que contenemos frente a las pantallas, que veremos el cambio radical traído por la MexiCona: un cambio en la forma de pensar un evento, de entender lo que es la literatura, de formar una comunidad. Ahora mismo, todavía no podemos verlo. Pero pronto será posible ver la metamorfosis. En un año en el que todo ha sido catastrófico, nos has traído algo tan precioso: sembrar una comunidad de sueños. ¡Obrigada por tanto amor!
Ana Rüsche es escritora, su libro más reciente es Telepatía es los otros (Editorial Monomito, 2019), ganador del Premio Odisea de Literatura Fantástica y finalista del Premio Jabuti.
*Texto traducido del portugués por la propia autora. Incluimos aquí abajo el texto original.
****
Alterações radicais: sementes imaginárias
Ana Rüsche
A alteração radical fisiológico é um tópico explorado nas literaturas do insólito. A transformação do grão de feijão em planta. A metamorfose de lagarta em borboleta. A mudança do girino em sapo. As mulheres cis carregam algo desse espanto no ventre durante alguns dias do mês — incrível como conseguem sangrar sob o controle pleno do corpo. A MexiCona talvez seja uma alteração radical. Entretanto, como em todas as transformações, ainda não conseguimos enxergar bem o que se passou. Precisaremos de anos navegando nos rios do tempo para compreender melhor o que vivemos.
O início é óbvio. A pandemia de 2020 acuou-nos para um lugar sombrio, desolador. No Brasil, a peste veio carregada com duas outras pragas: a ascensão conservadora e a destruição florestal pelo agronegócio. Em 2019, as queimadas na Amazônia para ampliação de pastos para gado foram tão grandes que, em São Paulo, distante quase 4 mil km do fogo, a tarde virou noite com a fumaça, com fotos tenebrosas — toda a destruição de florestas e tantos animais pela supremacia humana. A doença com a falta de direção de Jair Bolsonaro sobre a Covid-19, ignorando diretriz científica de epidemiologia, matou, até janeiro de 2021, 200 mil pessoas no país.
Foi nesse contexto de pedir ajuda e trazer visibilidade internacional (e não enlouquecermos) que, num coletivo, organizamos o Festival Relampeio (12 a 14/6/20), com muita gente: na coordenação, Deborah Happ, Jana Bianchi, Kali de los Santos, Lígia Colares, Petê Rissatti, Renata Prado, Thiago Lee e eu; design de Bruno Müller; interpretação de George Amaral, Iana, JP Lima, Renan Bernardo e Santiago Santos.
Libia Brenda foi uma das convidadas, queríamos muito conhecer de perto essa mexicana com palavras tão seguras. Não conhecíamos a Libia, o convite foi feito depois de lermos uma entrevista dela sobre a antologia Mexicanx Initiative. Ao responder o email de convite para o Relampeio, a Libia nos disse algo que nos deixou com os olhos marejados: ela já trazia uma lista de autoras mexicanas para conhecermos. Não se preocupava somente consigo, com sua produção, mas com a onda, com o movimento, com as outras. Ao participar de nossa mesa de debate online, também tirou lágrimas da plateia. Foi a primeira vez que chorei ao vivo numa live. E talvez esse seja o início de uma transformação radical para mim. Se uma semente precisa de água para brotar, foi chorando que algo se alterou aqui dentro. Sim, era isso, estávamos abrindo um portal. Em muitas pessoas, naquelas telas estranhas, brilhantes, tão vivas.
Um portal de diálogo entre países tão parecidos nas desgraças e na resiliência, na felicidade pela festa. A MexiCona, uma iniciativa de bravas escritoras mexicanas nos trouxe, por muitos dias, momentos de reflexão e alívio, apresentou-nos novas vozes, ideias. Muita gente do Brasil acompanhou todos os debates, aproveitando que carregamos o portuñol no peito. Com amor e calma, quase todas as pessoas do Brasil e países que falam espanhol conseguem se comunicar. São línguas vizinhas, que os muros invisíveis do colonialismo separaram. Assim, quando se juntam, tornam-se tão poderosas.
A MexiCona manteve aberto esse portal de magia. Uma abertura feita por meio do amor à literatura, fazendo a audiência ir às lágrimas muitas vezes, “LloraCon”. Um canto à literatura de imaginação, a literatura do insólito, do estranho. O alimento profundo e necessário para nossa imaginação histórica, capaz de criar naves mitológicas potentes. E num nível pessoal: como é possível gostar tanto de pessoas que somente conheço por tela, pessoas das quais não sei a textura do cabelo, não sei a altura, mas já reconheço a voz?
Com água e cuidados, as sementes realizam a transformação radical da vida. Essa potência transformadora resiste na nossa arte, a arte das palavras. Digitando algo, construímos mundos inteiros, revoluções, coisas que ainda não existem. A possibilidade de sonharmos o sonho maior, os sonhos que perpassam gerações e, por isso, seguem sempre pulsando de vida.
Será navegando nos riachos do tempo, feitos por suor, lágrimas, abraços que represamos diante de telas, que vamos ver a mudança radical trazida pela MexiCona — modificação na maneira de pensar um evento, de compreender o que é literatura, formar uma comunidade. Agora, ainda não conseguimos ver. Mas logo será possível ver a metamorfose. Em um ano em que tudo foi catástrofe, vocês conseguiram nos trazer algo tão precioso: semear uma comunidade de sonhos. Obrigada por tanto amor!
Ana Rüsche é escritora, seu último livro é “A telepatia são os outros” (Monomito, 2019), vencedor do Prêmio Odisseia de Literatura Fantástica e finalista do Prêmio Jabuti.